Los trenes nocturnos recuperan su popularidad en Europa
Después de haber sido
relegados por los vuelos baratos y el tren de alta velocidad, los trenes
nocturnos recuperan su popularidad en Europa occidental. Una paradoja en medio
de la pandemia de covid-19, que incita a evitar estar demasiado tiempo con
desconocidos en lugares cerrados.
La compañía nacional
austriaca OBB se ha convertido en los últimos años en el referente de los
trenes de noche, al comprar incluso las actividades de las que se quería
deshacer la alemana Deutsche Bahn, para constituir su red en Europa central.
Ahora llega a Bruselas
desde Viena y acaba de comprar 20 nuevas locomotoras por 500 millones de euros
(588 millones de dólares), con el objetivo de ir más lejos para finales de
2024.
"Podría realizar mi
sueño de ir hasta París", decía recientemente su director ejecutivo
Andreas Mattha al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
"En los próximos
años, queremos poner el acento en la construcción de la red de trenes
nocturnos", declaró igualmente la ministra austriaca de Medioambiente,
Leonore Gewessler, al diario Kleine Zeitung. "Queremos reforzar ese rol de
pionero", añadió y señaló con orgullo que Viena cuenta con más trenes
nocturnos que cualquier otra ciudad de Europa.
Otro modelo para este
transporte de noche es Suecia, el reino del "flygskam", el
sentimiento de culpa ante los efectos nefastos del transporte aéreo en el
medioambiente.
El gobierno acaba de
desbloquear 38 millones de euros (45 millones de dólares) para relanzar las
conexiones diarias entre Estocolmo y Hamburgo y Malmo y Bruselas de aquí al
verano de 2022.
Estocolmo quiere
"estar a la vanguardia", y espera que esta inversión "creará
escuela" en Europa.
En Francia, el
presidente Emmanuel Macron, anunció el 14 de julio que contaba con "volver
a desarrollar de manera masiva" los trenes de noche, así como el
transporte de mercancías ferroviario y las pequeñas líneas. Y el ministro de
Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, ya anunció el renacimiento de dos líneas
"de aquí a 2022", las que unen París con Niza y París con Tarbes
(sur).
- Sin el "tren
nocturno de antaño" -
Los viajes nocturnos en
tren fueron suprimidos unos tras otros en los últimos años en Francia, entre
otras cosas, ante el desarrollo de la red de alta velocidad TGV, la falta de
inversión o de comodidad, y sobre todo por la competencia de las compañías
aéreas low-cost.
Un informe de 2015 casi
acaba completamente con ellos al señalar que cada pasajero costaba más de 100
euros a los contribuyentes.
Pero sobrevivieron dos
líneas, consideradas "indispensables debido a la ausencia de una oferta
alternativa suficiente para los territorios afectados", que unen París con
puntos del sureste y del sur. Cuestan 20 millones de euros (23 millones de
dólares) al año al Estado, a los que se suman 30 millones de euros para renovar
los trenes.
Pero un poco en toda
Europa, la percepción ha cambiado con la búsqueda de alternativas ecológicas al
avión, en medio de la emergencia climática.
A menudo acusada de
haber saboteado los trenes de noche, la compañía pública francesa SNCF,
confirma la tendencia.
"Creo que hay una
expectativa real", indicó a la AFP Christophe Fanichet, director ejecutivo
de SNFC Voyageurs, que habla sobre todo de una "población joven cuidadosa
con el carbono". Pero "hay que reinventar el mercado" apunta.
"¡No podemos volver a hacer el tren nocturno de antaño!".
"Los compartimentos
de seis para dormir con personas que no conocemos, ya no están
normalizados", explicaba el año pasado Guillaume Pepy, entonces al frente
de la SNCF.
La OBB austriaca destaca
además que, con el coronavirus, ha aumentado la demanda de compartimentos
privados este verano, en especial para los trayectos Viena-Zúrich,
Viena-Hamburgo y Múnich-Roma.
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